El útero puede estar en esta posición desde su formación (por herencia) o puede posicionarse así con el tiempo debido al debilitamiento de los ligamentos pélvicos en el momento de la menopausia. Esta posición provoca una serie de dificultades en la mujer: dolor pélvico durante la menstruación ya que a la sangre menstrual tiene mayor dificultad para escapar debido a esta posición del útero por lo que la pared muscular del órgano se contrae para promover la menstruación provocando dolor y calambres (dismenorrea) pero esto suele aliviarse después del embarazo ya que tiende a enderezarse finalmente hasta tomar la posición normal.
A pesar de ser una anomalía muy común, hay mujeres que desconocen que la tienen. Esta retroversión también puede afectar a la fertilidad de la mujer. Al igual que a la sangre menstrual le cuesta escapar, al semen le cuesta entrar. Esto depende de la posición en la que esté la mujer durante el coito. Los médicos recomiendan que la mujer este arriba durante el coito para aumentar la fertilización. Por eso es muy importante que en el caso de que cueste concebir se examine que posición tiene el útero porque por mucho que se administre hormonas para facilitar la fecundación, si el útero no está en buena posición no se consigue la fecundación.
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