Como sabéis, desde hace unos años es necesario tener una receta médica para comprar medicamentos en las farmacias, por ello mucha gente va a solicitarla de mala gana y empleando en ocasiones cualquier tipo de agresión verbal o física. A esto hay que sumar la crisis económica y las largas listas de espera para realiazar consultas, por lo que no es un problema en la relación del profesional y el paciente, sino una situación de desánimo y salud mental que puede culminar de esa manera.La Sociedad Catalana de Salud Laboral (SCSL) coordina
desde 2006 un registro de violencia ocupacional que ha recogido 6.958
conductas violentas en la última década.Como la participación en el registro es voluntaria, no todos los años
notifican el mismo número de centros y de trabajadores. Así, pese a que
el 2011 y 2012 se registraron más agresiones en números absolutos (833 y
854 casos respectivamente), la incidencia fue mayor el año pasado —en
proporción a los sanitarios que participaron en el registro—. En 2015,
participaron unos 64 centros sanitarios catalanes de la red pública
(31.201 trabajadores) y notificaron 786 agresiones. “Alrededor del 2,5%
de los profesionales han sufrido algún tipo de agresión”, explica el
doctor Genís Cervantes, director del proyecto de investigación que
impulsó el registro.
El problema es que las empresas no toman medidas al respecto. Por ejemplo, según una encuesta, el 76% del personal
agredido no recibió apoyo de los servicios de prevención de riesgos
laborales de su centro.
Existen tres tipos de agresiones: verbales(57%), físicas(27%) y simbólicas(16%) es decir, invasión de espacio, exhibición de
armas u otros gestos intimidatorios que pueden ser de tipo económico,contra el
mobiliario o las pertenencias de la persona agredida.
Tampoco los agresores son todos iguales. Distinguimos el de agitación(46%) en el que se incluyen personas con una
enfermedad propiciatoria que se descompensan o sufre un episodio de
confusión; el de frustración(27%), que sale de su centro emocional ante una
mala noticia o al incumplir sus expectativas; y el de estrategia(27%), que
adopta un comportamiento violento de forma liberada por beneficio
propio.
En urgencias y los servicios de salud mental son las zonas más conflictivas del hospital. Además en los ambulatorios se registran más agresiones que en los hospitales y dentro de esto su número es meayor en los urbanos que en los comarcales.
Ahora bien...¿qué debería hacer un profesional sanitario si sufre una agresión? Pues debería acudir al servicio de prevención de riesgos de su centro, a su sindicato o a su colegio para solicitar asesoramiento y ayuda.
Un ejemplo de todo lo he leído hace unos días, eso sí, en tercera persona. Un enfermer@ se pinchó con una aguja usada y como buena profesional se dirigió al paciente para comunicarle lo ocurrido y que lo más seguro era que se le hiciera una analítica al día siguiente por su seguridad. Él se negó rotundamente y comenzó a hablar "con malas formas". Este es uno de los muchos casos que pasan y lo peor es que este tipo de acciones es una de las muchas para preservar la salud, así que recuerda que con las agresones se 0 tolerante.
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