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lunes, 31 de octubre de 2016

Tipos de hemorragias cerebrales

Existen diferentes tipos de hemorragias cerebrales de las que hoy hablaremos y que aprenderemos a diferenciar en función de sus signos, síntomas y causas. Estas hemorragias pueden producir cuatro tipos de hematomas: epidural, subdural, subaracnoidea e intraparenquimatosa. A continuación explicaré brevemente cada una de ellas, sin embargo, antes de empezar debemos tener claras las estructuras internas cerebrales. El cerebro está recubierto y protegido por diferentes capas, la primera es el cráneo y posteriormente está seguido de las meninges colocadas de fuera a dentro en este orden: duramadre, aracnoides y piamadre.


El hematoma epidural puede producirse tanto en la cabeza como en la columna. La bolsa de sangre se produce normalmente por un traumatismo y surge entre la duramadre el cráneo. La forma más común de esta lesión es la fractura temporo-parietal lesionando la arteria meninges media. Este tipo de hemorragia aumenta la presión intracraneal y puede llegar a desplazar la línea media de las estructuras cerebrales. La manifestación clínica de este hematoma es una pérdida se consciencia seguida de un intervalo lúcido, sin embargo después aparece la obnubilación, hemiparesia contralateral y pupilas anisocorias debido al desplazamiento y presión del motor ocupar común situado en el mesencéfalo. Para su diagnóstico se realiza un TAC y si la persona está asintomática puede estar controlada periódicamente sino se intervendrá con cirugía.

El hematoma subdural se produce entre la duramadre y la aracnoides. Puede ser crónico, traumático o espontáneo. El crónico suele producirse en personas mayores, muchas veces exalcoholicas cuyo espacio subdural, previamente virtual, se ve agrandado y al producirse  una hemorragia esta cavidad se llena pero no se produce presión cerebral. El diagnóstico se realiza con un TAC y el hematoma se puede reabsorber o se interviene realizando un agujero de trépano. En el caso del hematoma subdural por traumatismo la cavidad e llena con gran cantidad de sangre aumentando el tamaño y aumentando la presión cerebral, esto produce una evolución del paciente hasta una situación neurológica grave precedida de pérdida del nivel de conciencia, hemiparesia y pérdida de fuerza. En este caso ya que es una situación grave se necesita una craneotomía que es una intervención muy arriesgada. Y los espontáneos son producidos en muchas ocasiones por aneurismas o malformaciones arteriovenosas. Al igual que con el traumático es grave pero su tratamiento pasa además por el tratamiento de la causa que lo origina. Uno de los primeros síntomas es el aumento de la presión arterial de forma puntual.

La hemorragia subaracnoidea se produce entre la aracnoides y la piamadre, espacio comúnmente ocupado por el líquido cefaloraquídeo. La causa más frecuente de hemorragia es la ruptura de un aneurisma intracraneal de una gran arteria de forma espontánea, aunque también se puede producir por un traumatismo craneofacial, malformaciones arteriovenosas, extensión de un sangrado intraparenquimatoso, abuso de drogas, etc. El principal síntoma en estos casos es una fuerte cefalea que se inicia de forma brusca, por el aumento de la presión intracraneal aunque el estado del paciente suele ser estable, después se advierte rigidez de nuca, fotofobia y paresia que en ocasiones está acompañada de náuseas y vómitos. El diagnóstico de este tipo de hemorragia es relativamente fácil ya que con la punción lumbar se extrae líquido cefalorraquídeo con restos del sangrado tras realizar una TC sin síntomas de ningún otro tipo de hemorragia. Esta es una patología grave donde la mortalidad se aproxima entro el 20-40% de los casos ingresados en los hospitales. El tratamiento está orientado al alivio de los síntomas y si se considera oportuno la realización de una intervención quirúrgica introduciendo un stent en el aneurisma o una craneotomía para clipar el aneurisma.

La hemorragia intraparenquimatosa se produce por la ruptura espontánea de un vaso sanguíneo de dentro del cerebro. Esta hemorragia es una emergencia médica ya que está asociada a una alta mortalidad y es la principal causa de muertes en hemorragias cerebrales porque la sangre está en contacto directo con las estructuras cerebrales. Las causas predisponentes son la hipertensión arterial, malformaciones arteriovenosas, tumores, etc. A consecuencia de este sangrado se produce destrucción del tejido cerebral, aumento de la presión, desplazamiento de las estructuras intracraneales, edema cerebral y hernias cerebrales por lo que el daño es irreparable. Los síntomas dependen de la localización del sangrado pero suelen ser alteración del estado de conciencia, estupor y aletargamiento y los síntomas empeoran a medida que el sangrado crece. El diagnóstico se confirma con un TAC donde podemos observar el volumen del hematoma y si existe desviación de las estructuras cerebrales. Normalmente el primer tipo de tratamiento está enfocado a disminuir la presión arterial para evitar posibles hemorragias futuras, además se trata la presión intracraneal para normalizarla y por último se valora la posible intervención quirúrgica en función de las posibilidades y el estado neurológico del paciente.


Espero que esta información os haya sido de utilidad y que el tema os pareciera interesante ya que la neurología es una rama muy completa y a menudo compleja, por eso es importante conocerla para ser mejores profesionales en nuestro futuro como enfermeros.

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