En esta entrada os voy a hablar de algo que no esperaba que me encontraría tan a menudo en el hospital: las flebitis.
Una flebitis no es mas que la inflamación de una vena, ya sea superficial o profunda. En los casos que he podido ver esta semana, no suelen acarrear consecuencias, pero lo cierto es que las hay y son bastante graves: en primer lugar pueden provocar la aparición de trombos, es decir, coágulos de sangre que obstruyen los vasos sanguíneos afectados; también pueden derivar en embolismo pulmonar, pues los trombos pueden avanzar hacia los pulmones; por último pueden aparecer también edemas y úlceras.
Las flebitis pueden ser ocasionadas por numerosos factores, como distintos tipos de cánceres, pero me voy a centrar en los que he podido observar: flebitis causada por un catéter intravenoso.
Las flebitis causadas por un catéter intravenoso pueden deberse al tipo de medicamento que se administra por dicha vía o por la falta de responsabilidad del personal sanitario. En el primero de los casos, lo que sucede es que se le administra al paciente medicamentos con un pH demasiado alto o demasiado bajo, por lo que irrita las paredes de las venas causando la inflamación u obstruyendo la vía. En el segundo caso entra en juego la responsabilidad que tenemos las enfermeras y enfermeros: innumerables veces he visto a familiares y pacientes que acuden al personal para preguntar sobre si les cambiarán las vías, generalmente argumentando que llevan una semana o más con la misma vena canalizada. Lo que se suele responder en estos casos es: si está bien y no tiene dolor ¡ahí se queda!. Hasta aquí todo bien, el problema viene cuando aparecen los síntomas, tales como enrojecimiento de la zona donde está la vía o dolor. En estos casos mucha gente intenta alargar esta situación hasta el siguiente turno, para así no tener que buscar y canalizar nuevas vías. Es aquí cuando el dolor se vuelve pues más intenso y apareciendo la flebitis. Cabe destacar que este caso que he mencionado lo he visto una vez y, por suerte, no es frecuente.
Por lo tanto, en cuanto observemos que la zona en la que existe una vía canalizada comienza a ponerse roja o el paciente sufre dolor, inmediatamente habrá que retirar la vía. Es por esto que tiene gran importancia el hecho de poner apósitos transparentes, los cuales nos permitirán valorar en cada momento el estado de dicha vía.
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