La primera de ellas es cambiar las palabras. La industria sabe que cuanto más azúcar utiliza más aumentan las ventas, de ahí que utilicen grandes cantidades de azúcar pero dándoles nombres distintos como fructosa, dextrosa, galactosa, jarabe de maíz, jarabe de arce, almíbar... Esta técnica está dirigida a las personas que no tienen conocimientos sobre nutrición.
Por otra parte, los fabricantes tienen la obligación de incluír los ingredientes en las etiquetas por orden de importancia. Por lo tanto, para evitar que el azúcar esté en los primeros puestos optan por separar los ingredientes e incluyen distintos tipos de azúcar de tal forma que se reduce la cantidad de cada uno consiguiendo que aparezca más abajo en la lista.
Otra estrategia es jugar con el tamaño de las porciones. Según la normativa vigente el fabricante puede incluír la información nutricional de su producto por cada porción o por cada 100 gramos. De esta forma, si la porción es menor de 100 gramos le interesará incluír las cantidades por porción mientras que si esta es mayor de 100 gramos preferirá hacerlo por cada 100 gramos. Así los valores ( de grasas, azúcares...) son visualmente más pequeños para el consumidor.Otra ventaja de poder manipular libremente las porciones, es que pueden anunciar "sin grasas trans" o "grasas trans 0" los alimentos que tienen menos de 0.5 gramos por porción(porque se redondea a 0). Entonces al fabricante de un producto que presenta 0.9 g por porción le interesará reducir su porción a la mitad de tamaño para que cada una tenga 0.45 g y así poner anunciar "que no tiene grasas trans".
También muchas veces al ir al supermercado, me imagino que os habréis fijado que por ejemplo las patatas de bolsa Lays ponen 35 % gratis. Realmente lo que suelen hacer es ponernos una bolsa más grande, pero al abrirla vemos que esta está llena casi por la mitad.
Recuerden, la base de una buena salud es la alimentación. ¡No dejen engañarse!
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